El volcán de Acatenango tiene una belleza escénica única en la región y es un nicho de conservación para muchas especies endémicas de flora y fauna. Adicionalmente, ofrece una serie de bienes y servicios ambientales tales como madera, leña, recreación paisajística y la oportunidad de generar ingresos a partir del ecoturismo para las comunidades circundantes. Debido a su importancia, esta área de 890 hectáreas, fue declarada Parque Regional Municipal en el año 2011.
Un aspecto estratégico del trabajo desarrollado con las comunidades localizadas en la zona de amortiguamiento fue la reforestación y prácticas de conservación de suelos. Una herramienta ambiental vital, la estación hidrometeorológica, fue instalada y actualmente mide y permite la evaluación del comportamiento del clima y su relación con diferentes cultivos como el café. Otro aspecto fundamental del volcán de Acatenango es el turismo. Para apoyar este tema, 58 personas han sido entrenadas para actuar como guías comunitarios certificados por el Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT). Además, el FCA apoyó la construcción de un sendero de 4 kilómetros, una caseta de registro y descansos interpretativos con su rotulación correspondiente a lo largo del trayecto.
